sábado, 7 de abril de 2012

JESUCRISTO VIVE


Juan
Capítulo 20
20:1 El primer día de la semana, María Magdalena fue de mañana, siendo aún oscuro, al sepulcro; y vio quitada la piedra del sepulcro.
20:2 Entonces corrió, y fue a Simón Pedro y al otro discípulo, aquel al que amaba Jesús, y les dijo: Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto.
20:3 Y salieron Pedro y el otro discípulo, y fueron al sepulcro.
20:4 Corrían los dos juntos; pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro, y llegó primero al sepulcro.
20:5 Y bajándose a mirar, vio los lienzos puestos allí, pero no entró.
20:6 Luego llegó Simón Pedro tras él, y entró en el sepulcro, y vio los lienzos puestos allí,
20:7 y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, no puesto con los lienzos, sino enrollado en un lugar aparte.
20:8 Entonces entró también el otro discípulo, que había venido primero al sepulcro; y vio, y creyó.
20:9 Porque aún no habían entendido la Escritura, que era necesario que él resucitase de los muertos.
20:10 Y volvieron los discípulos a los suyos.
20:11 Pero María estaba fuera llorando junto al sepulcro; y mientras lloraba, se inclinó para mirar dentro del sepulcro;
20:12 y vio a dos ángeles con vestiduras blancas, que estaban sentados el uno a la cabecera, y el otro a los pies, donde el cuerpo de Jesús había sido puesto.
20:13 Y le dijeron: Mujer, ¿por qué lloras? Les dijo: Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto.
20:14 Cuando había dicho esto, se volvió, y vio a Jesús que estaba allí; mas no sabía que era Jesús.
20:15 Jesús le dijo: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el hortelano, le dijo: Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo lo llevaré.
20:16 Jesús le dijo: ¡María! Volviéndose ella, le dijo: ¡Raboni! (que quiere decir, Maestro).
20:17 Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.
20:18 Fue entonces María Magdalena para dar a los discípulos las nuevas de que había visto al Señor, y que él le había dicho estas cosas.
20:19 Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros.
20:20 Y cuando les hubo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor.
20:21 Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío.
20:22 Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo.
20:23 A quienes remitiereis los pecados, les son remitidos; y a quienes se los retuviereis, les son retenidos.
20:24 Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino.
20:25 Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. El les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré.
20:26 Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros.
20:27 Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.
20:28 Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío!
20:29 Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.
20:30 Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro.
20:31 Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre.


CRISTO VIVE. LA MUERTE NO PUDO RETENERLE. ÉL LA VENCIÓ.
LA TUMBA ESTÁ VACÍA.
¿POR QUÉ BUSCÁIS ENTRE LOS MUERTOS AL QUE VIVE? 

1ª Corintios
 15:26 Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte. 

15:54 Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria.
15:55 ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?
15:56 ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley.
15:57 Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.
15:58 Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.

LA RESURRECCIÓN DE CRISTO, ES LA GARANTÍA DE NUESTRA FE. POR ESO, MIENTRAS OTROS SE APOYAN EN DIOSES FALSOS, O EN ALGUNOS QUE SE HICERON ELLOS MISMOS PROFETAS, PERO QUE ACABARON TODOS MURIENDO,  LOS CRISTIANOS NOS APOYAMOS EN JESUCRISTO, EL ÚNICO QUE ESTÁ VIVO, PORQUE LAS CADENAS DE LA MUERTE NO PUDIERON SUJETARLE. ÉL MURIÓ PORQUE ERA NECESARIO HACERLO PARA PODER LIBRARNOS DE LA CARGA DEL PECADO. YA QUE NOSOTROS NO PODÍAMOS CUMPLIR CON EL RESCATE QUE SE NECESITABA PARA SER LIBRADOS DEL CASTIGO DE DIOS. Y ÉL OCUPÓ NUESTRO LUGAR. 

EL QUE NO CONOCIÓ PECADO, POR NOSOTROS SE HIZO PECADO, PARA QUE DIOS DESCARGARA EN ÉL LA IRA DE LA QUE NOSOTROS ÉRAMOS MERECEDORES. CRISTO MURIÓ, BAJÓ A LAS PARTES MÁS BAJAS DE LA TIERRA Y DESPUÉS SE LEVANTÓ DE LOS MUERTOS CON PODER Y CON GLORIA, PARA DEMOSTRARNOS QUE ESA ERA LA VICTORIA QUE ÉL HABÍA GANADO PARA NOSOTROS, LOS QUE HEMOS CREÍDO EN ÉL.

¡GLORIA A DIOS! PORQUE SU MUERTE NOS TRAJO VIDA Y ESA VIDA ESTÁ EN CRISTO, NUESTRO PRECIOSO Y BENDITO SALVADOR.

Y AHORA QUIERO COMPARTIR UNA POESÍA QUE ESCRIBÍ EN EL AÑO 98.

JESUCRISTO VIVE
PASIÓN, MUERTE Y RESURRECCIÓN DE JESUCRISTO
(POESÍA BASADA EN LOS EVANGELIOS)

Jesús oraba en Getsemaní
diciendo: Padre, si quieres,
que pase esta copa de mí,
pero no como yo quiero,
sino que tu voluntad
se haga en mí.

Y a sus discípulos halló dormidos
pues no podían resistir.
Estaban sus ojos cargados de sueño
y ya no podían seguir.
Y su agonía aumentaba
porque se acercaba el fin.

Y el calvario le esperaba
y que dolor debió sentir,
que el sudor por su frente resbalaba
y en gotas de sangre se tornaba,
porque sabía que iba a morir.
De pronto una turba de gente se acercaba,

a Jesús venían a prender,
como si de un delincuente se tratara,
con espadas y palos a por él.
Y con un beso Judas entregaba,
en un acto de traición cruel,
por treinta monedas de plata
a su Maestro, el Dios de Israel.

De allí lo llevan ante Pilato
¿Eres tú el Cristo? pregunta él.
Tú lo has dicho, le contestara.
Ninguna culpa halló en él.
Más para que la gente se calmara
mandó Pilato que le azotaran
y le soltaran después.

Pero la gente encolerizada
pedía a gritos ¡crucifícale ¡crucifícale!
Y Pilato lavándose las manos,
quiso evadirse del destino aquél
diciendo: con la sangre de este justo,
yo nada tengo que ver.

A Jesús llevan al pretorio
y en su cabeza acaban de poner
una corona tejida de espinas,
que le hará sangrar y padecer
y desnudando su cuerpo
un manto púrpura sobre él

y en su mano derecha
una caña le dan a coger
mientras la gente le insulta
y le escupe diciendo:
profetiza, quién fue.

Él ha cargado sobre sus hombros
con los pecados de mi maldad
y pesan tanto sobre su espalda,
que apenas si puede andar.
Hacia el Gólgota camina
con la cruz a cuestas va

y a cada paso se va parando,
porque no puede continuar.
Y en su agonía camina solo
todos le han dejado atrás
y sus discípulos le abandonan
en el momento final.

Los latigazos sobre su espalda,
Jesús se cae, no puede más,
Y a un tal Simón de Cirene,
la cruz de Dios le hacen llevar.

Jesús en la cruz está
sus manos, sus pies clavados,
la sangre manando ya,
colgado entre malhechores,
como un delincuente más.
Y sobre él han colgado
un letrero que dirá:

Este es el Rey de los judíos”
y todos se burlarán.
Uno de los ladrones le increpa:
¿por qué no nos salvas ya?
Y el otro ladrón responde:
Nosotros merecemos este final,

tú y yo, por lo que hemos hecho,
más él no ha hecho ningún mal.
¿Señor! Acuérdate de mí
si en tu reino vas a entrar.
De cierto, de cierto te digo,
que hoy conmigo estarás.

Y bajo la cruz su madre
y algunas mujeres más
y Juan, discípulo amado
le contemplan con penar.
Y Jesús como una oveja
que hacia el matadero va,

ni siquiera abre su boca,
obediente hasta el final.
Cordero de Dios que quita
con sacrificio mortal
la gran deuda del pecado
de toda la humanidad.

Y Jesús en su agonía,
con sufrimiento y dolor,
pudo sentir el su alma
el abandono de Dios.
Despreciado y desechado
en sus espaldas llevó,
tus pecados y los míos
que con su muerte pagó.

Sin merecernos ninguno
la salvación que nos dio
Y a pesar de su agonía,
era tan grande su amor,
que pensando en sus verdugos
al Padre se dirigió:
No saben lo que se hacen,
Padre, perdónalos.

Y Jesús dice: sed tengo
y le acercan a probar
una esponja con vinagre,
que él no quiere gustar
y encomendando su espíritu
Jesús la vida entregó

y en ese instante en el templo,
el velo se rasgó en dos
y las rocas se partieron
y hasta la tierra tembló
y se abrieron los sepulcros
y a los muertos devolvió

y los que estaban guardando
y también el centurión,
temieron en gran manera
al ver lo que sucedió
y decían: verdaderamente,
este era hijo de Dios.

Un soldado con su lanza,
su costado traspasó
y de la bendita herida
sangre con agua salió.
Más transcurridos tres días
el Señor resucitó.

¿Dónde está oh muerte tu victoria?
¿donde oh sepulcro tu aguijón?
Jesucristo hoy está vivo
Él a la muerte venció,
con gran poder y con gloria
él mismo se levantó.

Mi Dios es un Dios de vivos.
Y por ti también murió.
Solo tienes que aceptarle
para tener salvación.
¡Bendita muerte de Cristo!

¡bendita resurrección!
¡bendita sangre divina!
que por mí en la cruz vertió
y benditas sus heridas,
por las cuales sané yo.

Bendito Cristo inocente
que mi lugar ocupó,
dándome así vida eterna
por eso ¡gloria le doy!
Y la vida que ahora vivo,
la vivo para el Señor.

MAYTE CARBONELL 6 Y 7 DE ABRIL DE 1998

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 6:8 Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él;
6:9 sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él.
6:10 Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive.
6:11 Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro. 
(Romanos 6)


MAYTE CARBONELL 7-4-2012 





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